El actor argentino protagonista de los filmes Nueve Reinas y El secreto de sus ojos (ganadora de un Oscar), se encuentra en Chile como invitado especial del Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC). El fin de semana se reunió con el público chileno para revisar su trabajo como actor. En esta pequeña entrevista, se dio el tiempo para hablar sobre el cine latinoamericano y cómo ven en Argentina lo que pasa acá con la educación.
¿Cómo influye el cine en las sociedades?
—Influye en las personas. Yo creo que para bien, porque todo lo que nos ayude a pensar, a reflexionar, a discutir y a polemizar, tiene que ser muy perverso para que nos afecte en forma negativa. Yo creo que siempre nos afecta en forma positiva. Yo creo que la influencia que ejerce el cine, el teatro, el arte en general es buscar movilizar, buscar la reflexión, el pensamiento, ayudarnos a saber quiénes somos, qué es lo que sentimos y lo que queremos, desde qué lado se recuesta nuestro corazón, ese tipo de cosas.
¿Perjudica Hollywood al cine Latinoamericano y al cine independiente en general?
—No, mal no le hace a nadie, en el sentido de que me dijeras que la pasta dentífrica uno puede usarla o no usarla. Yo creo que ellos están en una historia determinada, sobre todo los grandes estudios y, por supuesto, hay gloriosas excepciones de cine independiente que siguen buscando caminos y tratan de contar historias bien contadas. Después, ellos están entregados por necesidad a las grandes producciones, al despilfarro de presupuesto porque tienen un mercado mundial que atender. Entonces no digo que no los entiendo, los entiendo, pero no lo comparto simplemente.
En ese sentido, ¿qué le hace falta al cine latinoamericano para ser más grande o más conocido en el resto del mundo?
—Básicamente perder el pudor. Perder la exagerada prudencia. Hay una cierta sensación a veces pueblerina de nuestro lado, que nos hace creer que las cosas buenas están acompañadas solamente de grandes presupuestos y la realidad nos indica que no es así. Contar una buena historia a veces no necesita un gran presupuesto, necesita gente creativa, gente con ganas, con corazón, con calidad por supuesto. Pero hablo de perder el pudor en el sentido de no creernos menos que nadie, no tenemos por qué creernos menos que nadie, lo interesante es movilizarnos para que aparezcan buenas historias.
¿Qué visión tienen en Argentina sobre el movimiento estudiantil y social que hierve actualmente en Chile?
—Se sigue muy directamente lo que está ocurriendo aquí. Tengo entendido que una marcha fue el jueves y tienen otra planeada para el martes (mañana), por lo que no tuve contacto directo, pero noto en la movilización el interés que la sociedad y la comunidad está pidiendo en general, cosa que aprecio y valoro muchísimo, porque se está peleando por un derecho legítimo de los seres humanos.
Pero esta es una vieja polémica, los seres humanos deberíamos tener igualdad de posibilidades originales en todos lugares. Hay una perversión geográfica que hace que no le ocurra lo mismo a los niños que nacen en Somalia que a los que nacen en París y eso me parece muy trágico, muy perverso y me parece que toda lucha en esa dirección, que trate de nivelar las cosas, de buscar igualdad de oportunidades originales es por mí, aplaudida y abrazada.
Ref: www.paniko.cl
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